“Necesitamos un modelo de libertad y diversidad para entender la sexualidad en la vejez”

Félix López Sánchez, psicólogo y autor de ‘La sexualidad y el amor después de los 50’ y más, recuerda que es necesario un discurso sobre la libertad y la ética de las relaciones sexuales y amorosas. También a partir de los 50.

Vivimos en una sociedad que ensalza la juventud y desecha la vejez. Cremas, medicamentos, tratamientos… La sensación eterna de necesitar “sentirnos jóvenes” como si nadie pudiera disfrutar de una vejez tan inevitable como lo es la infancia, la adolescencia o la madurez. También la sexualidad puede ser satisfactoria en esta etapa de la vida. Porque aunque a partir de los 50 se manifiestan muchos cambios físicos, se puede seguir disfrutando de la sexualidad si se desea. Eso sí, sin sentir que el sexo es una obligatoriedad, casi un mandato biológico, porque a partir de los 50, igual que en cualquier otra fase vital, somos libres de decidir tanto si queremos mantener relaciones sexuales o amorosas como el cuándo, el cómo o el con quién.

Félix López Sánchez, catedrático de Psicología de la Sexualidad en la Universidad de Salamanca, aborda el desarrollo sexual y afectivo en La sexualidad y el amor después de los 50 y más (Ediciones Pirámide), un libro desenfadado, sencillo y directo con el que recuerda que para el mercado, “la sexualidad es una nueva mina de oro” por lo que necesitamos más que nunca un discurso sobre la libertad y la ética de las relaciones sexuales y amorosas. También a partir de los 50.

PREGUNTA: Pasados los 50, ¿aún necesitamos que nos den recomendaciones sobre sexo? ¿No deberíamos saberlo ya “casi” todo de las prácticas sexuales y amorosas?

RESPUESTA: Aun teniendo una vida sexual y amorosa satisfactoria, que no ocurre en muchos casos, en torno a los 50 hay cambios evolutivos que conviene conocer, y más hoy día en que queremos seguir siendo jóvenes toda la vida. Los cambios asociados a la menopausia y las claras manifestaciones del envejecimiento sexual deben ser conocidos y aceptados, justo para poder seguir disfrutando de la sexualidad.

P. ¿La información nos hace más libres también en el sexo o es una cuestión más espontánea?

R. La información efectivamente nos hace más libres. La ignorancia y los viejos y nuevos mitos sexuales nos hacen cometer errores y nos privan de las posibilidades de una vida sexual y amorosa. Como se decía, “el saber no ocupa lugar”, “la información no nos interfiere”, solo nos ayuda, si fuera necesario.

Información y espontaneidad combinan bien en la sexualidad.

P: Mencionas en el libro que el ser humano es sexual pero también social y muy cultural. ¿Dirías que hay rasgos comunes entre países y culturas sobre la sexualidad de las personas mayores de 50 años?

R. Pues sí, desde luego. Compartimos los tres afectos sexuales en todas las culturas: Deseo, Atracción y Enamoramiento. Y también los afectos empático-sociales: Apego, Amistad, Sistema de Cuidados y Generosidad o Altruismo.

Compartimos los grandes cambios fisiológicos y aspectos esenciales del patrón de conductas sexuales al masturbarnos, acariciar, coitar, etc. La respuesta sexual humana, es universal, desde el punto de vista fisiológico.

Por supuesto las diferencias culturales son también muy evidentes, no solo entre cultura, sino entre sociedades. Las formas de cortejo, formación y ruptura de parejas, las costumbres, los valores y la moral sexual. Fíjate lo que supone que haya poligamia o monogamia, que haya o no divorcio, derecho al aborto, reconocimiento de la homosexualidad y transexualidad, etc., etc.

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